Me atrae el paisaje amplio en un momento de su apariencia. Mi obra presenta un mundo exuberante y vital con una paleta de color entusiasta y gestos que se salen de la escena. En esa humedad lo vegetal brota y se ensancha, sentimos el sopor de la luz, las envolturas se vuelven inestables, estallan los frutos y nada está en reposo al punto que todo puede empezar a ser otra cosa. El jardín se ablanda y el contenedor falla.
Mi práctica artística surge de conceptos como la escasez-abundancia, entorpecer-cambiar la secuencia, armar un recorrido que termina en robo, olvidar algo o anular la función. Abrir la casa y pensar los modos de habitar. Estos criterios autónomos dan lugar a obras formadas por varios elementos a la manera de una poesía visual. Relatos de acciones, obras que se cosen como constelaciones.